martes, 23 de noviembre de 2010

Carlos II.Una victima de su propia existencia (I)


Si ha existido en la Historia de España un personaje que me ha suscitado conmiseración, ese ha sido el pobre Carlos II. No sé si es deformación profesional (como Enfermero) o solamente el sentimiento de pena ante un pobre enfermo en manos de “expertos” (tanto físicos como espirituales) de la época que lo sometieron a todo tipo de vejaciones, tratamientos disparatados ;además de nocivos; y procedimientos que ;al fin y a la postre; le llevaron a la tumba con sólo 38 años y convertido en una ruina humana.

Y todo ello en una época donde la figura del Rey estaba por encima de muchas cosas y era considerada casi sagrada. Por eso me centraré solamente en su persona, dejando aparte la política;que en esas condiciones poco o nada podía hacer.

Fué el propio Felipe IV quien confesó que su último hijo fué el resultado de la última cópula que consiguió con la Reina Mariana de Austria (su sobrina y que había sido prometida de su difunto hijo y heredero , el Príncipe Baltasar Carlos, el del cuadro de Velázquez).Él que había tenido 43 (hijos, no cópulas). Ello llevó al Médico de la Corte a decirle que “Su Majestad dejó para la reina sólo las escurriduras”.

Empecemos desde su infancia. El Embajador de Luis XIV de Francia escribió informando a su Rey de que el niño “El Príncipe parece bastante débil,tiene muestras de degeneración, tiene flemones,la cabeza llena de costras y el cuello le supura”.Para ; después de ésta detallada descripción concluir con un coloquial “Asusta de feo”.

Durante los primeros meses de vida, sus nodrizas (14 “titulares” y otras tantas de reserva, elegidas entre 65 candidatas) observaron que la cabeza crecía más que el cuerpo (en realidad lo que pasaba era lo contrario).Le estuvieron dando el pecho hasta los 4 años, y no siguieron pues pensaron que era vergonzoso que el (ya con esa edad) Rey de España estuviera aún en periodo de lactancia y además ya le habían salido los primeros dientes. Así que el déficit de nutrientes adecuados que padeció debió ser brutal y la adaptación a las papillas sería dolorosa y difícil. Cuando comenzó con alimentos sólidos le preparaban una dieta especial que ;entre otras viandas; contenía polvo de víbora y pollos alimentados con el mismo para “darle vigor”.Para colmo de males su mandíbula inferior prominente y prognática daba lugar a una maloclusión bucal;por lo que nunca masticó en condiciones.

A pesar de las inmunoglobulinas suministradas por la leche de mujer, el roro estaba siempre acatarrado y con bronquitis,por lo que determinaron no sacarlo nunca al exterior y mantenerlo siempre muy abrigado. Como no veía el sol ni en los cuadros de Velázquez acabaría desarrollando un raquitismo por falta Vitamina D (que necesita del sol para activarse).Por eso el angelito no pudo mantenerse de pié; y por ello comenzar a intentar andar; hasta los 6 años.
A esa misma edad contrajo el sarampión y varicela. Y puesto a padecer enfermedades exantemáticas de la infancia no se libró de ninguna: a los 10 años rubeola (aunque a partir de ella comenzó a entenderse lo que hablaba) y a los 11 años padeció la temible viruela. Además estaba siempre asistido por los mejores médicos del Reino y aquejado de frecuentes cuadros de diarreas (que le trataban colocando entrañas de cordero calientes sobre su abdomen) y de epilepsia (que mitigaban poniendo pichones recién muertos sobre su cabeza)

Durante esos años no se conseguía que atendiera ni prestase atención a las clases de sus tutores, con lo cual. No se enteraba de nada,ni retenía las lecciones,solo permanecía absorto y boquiabierto. Cuando le mandaban alguna tarea se escapaba a las cocinas a ayudar a preparar postres. En esas circunstancias comenzó un auténtico y desmesurado vicio por el chocolate y se negó a comer otra cosa que no fuera esa so pena de rabietas y accesos de cólera, siendo así uno de los primeros casos descritos de "chocoholismo"; hoy reconocido como una adicción profunda.

Según el Testamento de su padre debía ser declarado mayor de edad, pero a la vista de los hechos su madre pidió a las Cortes que prolongaran su regencia dos años más. Con esa edad ya sabía escribir “Yo el Rey” (su firma) y leía torpemente fragmentos cortos y sencillos. En toda su vida logró leer o escribir normalmente y tampoco demostró especial interés por mejorarlo. Ni que decir tiene que en cuestión de idiomas era nulo. Ya sería eso mucho pedir.


Con 17 años deciden que hay que casar al niño y comienzan a buscarle novia y se decantan por una simpática francesita de 17 años llamada Maria Luisa de Orleáns,sobrina de su hermana María Teresa (casada con Luis XIV de Francia). Para que conozca a Carlos le envían un pequeño retrato (muy generosamente realizado por Claudio Coello) engastado en un lujoso marco de oro y diamantes (imagino para que la candidata desviase hacia él la mirada).
A pesar de ello el rey le pareció espantoso. Lógico:Ojos azules, saltones y vidriosos;labio prominente de forma exagerada ;nariz aguileña que casi llegaba al labio superior; melena de pelo lacio color aceituna peinado hacia atrás,orejas grandes, encorvado y de andar dificultoso. En resumen su aspecto era grotesco, y además idiota (en el sentido psiquiátrico del término) Pero habría más sorpresas.

Horroroso y todo ,era el Rey de España , así que accedió a la boda. Ésta se celebra por poderes en Francia y los esposos se encuentran ;por primera vez; fortuitamente en un minúsculo pueblo de Burgos llamado Quintanapalla (está en el Camino Real entre Madrid y Vascongadas:la Reina venía de Irun y el Rey subía a su encuentro enamorado por el retrato que había visto de ella).

Días después muy ufano y contento comunica a sus cortesanos ;con las más soeces descripciones; cómo ha consumado el matrimonio. De ello todos los que lo escucharon sacaron sus conclusiones. Un año después la Reina contaba que seguía virgen, pues el rey tenía un pene muy pequeño, una eyaculación escasa, acuosa (era secreción prostática, y no semen).Además pocas veces conseguía una erección y cuando lo hacía eyaculaba nada más tocarla.

A pesar de ello nunca se quiso pensar en la esterilidad de Carlos (era hombre y rey). El primero que planteó esa posibilidad es un monje de Bohemia que le “descubre” que la causa de su esterilidad es la de no haberse podido despedir de su padre en su lecho de muerte. El Rey le pone rápida solución,manda sacar la momia paterna de su tumba en El Escorial y se despide de ella adecuadamente. Pero ni por esas.Las dudas van surgiendo y el embajador de Francia consigue unos calzoncillos del Rey y hace que dos médicos los analicen con un nuevo instrumento con el que un holandés (Leeuwerhoeck) ha conseguido visualizar los espermatozoides:el microscopio.

La pobre Reina ,no sabemos si por llevar ésta vida sexual tan poco ajetreada durante 10 años o por las constantes “friuras” (dieta a base de alimentos fríos) que le prescribían los médicos para aumentar la fertilidad, se murió de apendicitis a los 26 años. El Rey estuvo en un sillón día y noche a la cabecera de su cama sus últimos 15 días. Fué el amor de su vida.

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