domingo, 24 de junio de 2012

Un año trágico para la Armada



          Solamente tres años antes de vernos enfrascados en una guerra de Ultramar.1895 fue un año aciago para la;más bien escasa de medios; Armada Española.

          En el mes de Marzo nada menos que un crucero de 5.000 Tm fue tragado por el mar en el corto trayecto (3 horas de navegación) entre Tanger y Cádiz. El “Reina Regente” con sus imponentes cuatro cañones de 240 mm y seis de 120 mm bajó al fondo del mar llevándose consigo a toda su tripulación (420 hombres).Ni un solo superviviente. Triste destino el de éstos marineros,muriendo ahogados en una rutinaria singladura.

          Pero un destino más cruel sufrió la dotación del Aviso (un precioso cañonero rápido o crucero de tercera clase) “Sanchez Barcaiztegui” en la misma boca de la Bahía de la Habana, en el mes de Septiembre.

          Navegando sin luces (por una averia en la dinamo) y a las doce de la noche fue abordado por el mercante a vapor “Conde de Mortera”.El barco empezó a hacer agua rápidamente y la tripulación; incluido Manuel Delgado Parejo, Almirante Jefe del Apostadero Naval de La Habana que estaba accidentalmente a bordo; recibió orden de abandonar el barco lanzándose al mar. Aquellas aguas estaban infestadas de tiburones,que se dedicaron a alimentarse con los pobres náufragos.

          Imaginemos a esos pobres desgraciados, después de ser embestidos por otros barco,naufragar y lanzarse al mar en la oscuridad de la noche,tener semejante y mortal recibimiento. Debieron de vivirse escenas dantescas,según refirieron los testigos;que fueron muchos debido a la proximidad de la costa.

          Botes del mercante y la lancha de la Armada “Intrepida” comenzaron a rescatar a los que pudieron,pues el barco de hundió en pocos minutos. Pero mientras tanto los escualos dieron cuenta (además del mencionado): del comandante, Capitán de Fragata don Francisco Ibáñez Varela (rescataron su cuerpo sin cabeza ni brazos), un alférez de navío, el contador (encontrado por el buzo a los poco días al lado de la caja de caudales del barco), el médico, tres suboficiales, seis marineros, ocho fogoneros y ocho soldados de Infantería de Marina.

          Algunos tripulantes se aferraron y treparon a los mástiles del barco que sobresalían del agua ,salvándose así de las fauces que los devoraban.


Un año trágico para la Armada, aquel de 1895.