domingo, 20 de enero de 2013

Belleza e Inteligencia

Siendo un hecho frecuente dentro del género femenino, nunca he conocido un caso tan claro donde se manifiesten tan intensamente ambas cualidades.

Los que hoy usamos diariamente el WIFI,el BlueTooth o la tecnología 3G de nuestros teléfonos móviles desconocemos que se lo debemos a una de las actrices más bellas que ha pasado por la gran pantalla.
Todos recordamos a la espectacular Rita Hayworth por su acompasado despojamiento de guante en “Gilda”, o esa elevación de faldas de Marilyn Monroe en “La tentación vive arriba”.Ambas eran espléndidas señoras,aunque con una dotación intelectual no demasiado generosa.

Pero solo los cinefilos recordamos a aquella impresionante mujer que cortaba el pelo a Sansón en la versión que en 1949 realizó Cecil B. de Mille de “Sansón y Dalila” y a la que se ha llamado “la mujer más hermosa de la historia del cine”.



Un actriz que ya en 1932 y con 18 años había protagonizado un erótico encuentro sexual (elíptico orgasmo incluido,rompiendo un collar de perlas) en la película “Extasis”.Además en el filme y durante diez minutos , aparecía desnuda corriendo por el campo persiguiendo a su caballo,después de bañarse en un lago,donde nadaba de espalda con sus senos a flor del agua. Por primera vez en una película una mujer mostraba su desnudez de forma integral y evidente. La película fué prohibida en los Estados Unidos y condenada por el Papa.

El nombre de tan singular señora, era Heddy Eva Maria Kiesler. Hoy la recuerdo con todo mi respeto y admiración.

Judía y nacida en 1914 en Viena, desde pequeña destacó por su belleza e inteligencia. Con 16 años comenzó a estudiar Ingeniería, pero atraída por el mundo del arte abandona los estudios dos años después y comienza atrabajar en Berlin en el teatro y en el cine. Así la conoció el magnate de la industria de armas (y pronazi) Fritz Mandl, que pidió a los padres de la chica permiso para casarse con ella,aún en contra de su voluntad. Eran otros tiempos y el señor era millonario,ya se sabe.

Pero cuando el marido (y los padres) asistieron al estreno en Viena de “Extasis” (se había presentado en el Festival de Venecia y Mussolini pidió verla en privado...) y vieron la famosa escena, se levantaron de la sala. El marido intentó comprar todas las copias de la película y durante dos años la mantuvo casi encerrada en casa (en ocasiones atada a la cama si éste se ausentaba de casa) y solo le permitía bañarse si estaba él presente. A veces le consentía ir a fiestas,pero en su exclusiva compañía, a modo de “mujer florero”.
Hedy aprovechó éste tiempo para terminar Ingeniería y ampliar estudios avanzados de electrónica sobre el “espectro expandido”.También comenzó a desarrollar varias ideas geniales.

La primera:huir de su marido. En 1937 tras seducir al ama de llaves (y “carcelera”); mientras su marido estaba ausente; y a través de la ventana de un restaurante;montó en el coche (en compañía de sus joyas) conduciendo hasta París, perseguida por su guardaespaldas. Desde allí se escabulló (es posible que sedujera también al perseguidor) a Londres,vendió las joyas y se embarcó en el Normandie hacia Nueva York.
En el barco viajaba también el productor Louis B. Mayer (dueño de la Metro Goldwyn Mayer).Al desembarcar tenía un contrado de siete años y un nombre artístico: Hedy Lamarr.

La segunda idea genial que tenía en mente era el “salto de frecuencia”, una técnica de modulación de señales de radio en espectro expandido. La patentó (conjuntamente son su amante,un pianista de medio pelo) en 1942 como “Sistema de Comunicaciones Secreto” y consistía (muy someramente) en un par de tambores perforados y sincronizados (a modo de colimador) que permitía cambiar constantemente entre 88 frecuencias. La utilidad del invento en ese momento hacía que la señal de guiado de un torpedo o un misil teledirigido no podía ser interferida por el enemigo, al producirse un constate cambio en la frecuencia de la señal.

Como judía no tenía especial aprecio a Hitler y por ello donó su patente al Gobierno de los Estados Unidos y comenzó a trabajar para el Ejército de ese país. El único problema que tenía esta tecnología era la necesidad de que el receptor pudiera escuchar simultaneamente en todos los canales utilizados,ésto era complejo y necesitaba de una electrónica muy avanzada para terminar de desarrollarla. Lo consiguieron los ingenieros de Sylvania en 1957 y se empleó por primera vez en la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962 y posteriormente en Vietnam.

Simultáneamente continuó con su exitosa carrera cinematográfica hasta 1954,aunque no tenía especial acierto para elegir sus papeles,rechazó hacer la protagonista de “Casablanca” y de “Luz de Gas” porque no le gustaban los guiones. Una pena.

El invento fue considerado secreto por los militares hasta la década de los 80,cuando se le comenzó a dar un uso civil.Con la llegada de las redes inalambricas en los años 90 había que resolver un problema: evitar que los equipos que integraban la red se interfirieran entre si.

Si dos aparatos emiten a la vez por el mismo canal, sus señales se interfieren y al receptor no le llega señal, la solución está en el invento de Hedy Lamarr :los equipos;en lugar de utilizar un único canal; deberían utilizar un rango de canales de radio, y a la hora de transmitir elegirían uno de ellos al azar, e irían cambiando de frecuencia también de forma aleatoria. Persiste el problema de que dos aparatos coincidan en su emisión por el mismo canal en el mismo momento, pero se observó que las probabilidades de que esto ocurriera eran muy pequeñas y podían ser manejadas mediante un sencillo protocolo de detección y corrección de errores.

Cuando utilicemos nuestro teléfono móvil,tengamos un recuerdo para la genial Hedy,la prueba de que belleza e inteligencia, no están reñidas.

viernes, 11 de enero de 2013

Nada nuevo bajo el Sol

 
Sin duda es una gran frase. Hoy es hora de contar otra historia de la que ;cualquier parecido con la realidad actual;no deja de ser una mera coincidencia.


Al comenzar la Guerra de Independencia , la Armada Española tenía 42 navios. En Trafalgar solo perdimos (hundidos por el temporal tras la batalla, que no por los ingleses) 10 barcos y se capturaron en Cádiz 6 navios franceses de 74 cañones (5 en Cádiz y uno en Ferrol) que compensaron las pérdidas.

Pero durante la guerra con el francés la desidia y el abandono dejaron reducida la Armada a 16 buques y solo cuatro en buenas condiciones. Las dotaciones llevaban más de dos años y medio sin cobrar.

Algún bienpensante consigue convencer a Fernando VII de que hay que comprar barcos para mantener el abastecimiento y socorro de las colonias de Ultramar. Para ello designan en 1816 a un nuevo Ministro de Marina excelente gestor ,experto marino y gaditano ilustre llamado Jose Vazquez de Figueroa. Éste inicia un programa de estudio para la compra de barcos en otros paises (Francia o Inglaterra) y comisiona para ello al Brigadier Honorato Bouyon que hablaba francés y era hábil negociador, que prefirió centrarse en Francia para evitar suspicacias del Reino Unido.


No era tarea facil,la compra debía ser discreta (camuflando al comprador como la Real Compañía de Filipinas) y los barcos debían ser buenos, bonitos y baratos. Con éstos requisitos se adquirieron 4 rápidas fragatas ,una goleta y un bergantin,todos con menos de dos años de antigüedad o botados ese mismo año; muy marineros y bien pertrechados;que rápidamente fueron enviados al apostadero de La Habana en perfecto estado de servicio.

Pero la camarilla de aduladores,sinvergüenzas y corruptos que rodeaban al malhadado Fernando VII vieron que en éste asunto de movía mucho dinero y deciden hacer el negocio por su cuenta.

Merece un punto y aparte ésta llamada “camarilla” que hacían de asesores cercanos y de confianza y que no eran sino incultos amigotes de la más baja condición. Citemos algunos:el intrigante Pedro Gravina (Nuncio del Papa),Francisco de Córdoba (el guardaespaldas a quien el Rey hizo Duque de Alagón), un tal Moscoso (su barbero),Pedro Collado “El Chamorro” (aguador de la Fuente del Berro) y Antonio Ugarte,el Secretario Privado del Rey (antiguo peón de albañil y profesor de baile) que insistió en que nombraran Ministro de Guerra al represor de liberales y masones Francisco de Eguía (en la corte “el coletilla”, por usar todavía la trasnochada peluca empolvada con coleta).Como vemos una curiosa cuadrilla de espabilados del primero al último,Nuncio incluido.


Fernando VII decide escribir a su “primo” el Zar Alejandro I, inducido por el embajador ruso Tatishchev (otro listo que también estaba en el “asunto”) transmitiéndole la necesidad urgente de navios .Entre éste y el tal Ugarte; tras negociaciones en comilonas y fiestas; pactaron el número de barcos, los precios ,las comisiones y quien se las tenían que embolsar; hasta Pepa “La Malagueña” (la golfa de turno del Rey) se llevó su parte. Todos éstos “negocios” se hicieron a espaldas de Jose Garcia de Leon y Pizarro el Ministro de Estado (Jefe de Gobierno) y de Vazquez de Figueroa, que estaban completamente ajenos.

El contrato se firmó entre Eguía (que para eso lo buscaron) y Tatishchev y comprendía 5 navios y tres fragatas (estas últimas regaladas “generosamente” por el Zar) por un total de 400.000 libras inglesas (68.000.000 reales de vellón), de las cuales 200.000 se “perdieron” en “diversas atenciones”, según palabras del Embajador. Todo ello con una “un tanto oscura” forma de pago.

Los rusos demoraron 6 meses el envío de la “flota”,suponemos que lo que tardaron en adecentar y ponen en condiciones de flotabilidad los barcos. Aún así tardaron 146 días en llegar de Kronstad a Cádiz, cuando el viaje solía durar 60.

Cuando en el 20 de Febrero avistan desde la Torre de Tavira la llegada de ocho “barcos de guerra negros”, el Comandante General de la plaza Hidalgo de Cisneros (aquel que capitaneó el Santisima Trinidad en Trafalgar) da la alarma al creer que un nuevo ataque sorpresa a la ciudad. Cuando los barcos izan bandera rusa y llega a puerto la lancha con el Almirante Anton Vasilevich Von Muller, se enteran de que la flota viene para formar parte de la Armada Española. También estaba allí para recibirlos, el Ministro de la Guerra Eguía, que no había abierto la boca hasta entonces (sólo firmar, cobrar y callar).

Ese mismo día Fernando VII informa por escrito y muy sucintamente del hecho al Ministro de Marina: Figueroa, a Cádiz han llegado 5 navíos y 3 fragatas de guerra, que me ha facilitado mi amigo y aliado el emperador de Rusia. Encárgate de estas embarcaciones, y te advierto bajo tu responsabilidad que cuando se hayan de emplear en América algunas de estas clases de barcos, sean estos los preferidos” Chúpate esa.

 
Para recepcionarlos y evaluarlos Figueroa nombra una Comisión formada por expertos marinos e ingenieros al mando del Capitan de Navio Roque Guruceta que emitió el correspondiente informe técnico. Éste era demoledor. Resumiendo los barcos estaban mal construidos, podridos, hacían agua y eran inservibles para el servicio, por lo que fueron (menos una fragata) declarados inútiles. La mayoría pasaron al arsenal de La Carraca (foto del inicio en la actualidad) para ser intentados reparar y al final desguazados.


Cuando Figueroa presenta el dossier al Rey (que ya estaba informado por sus “chivatos” del contenido) lo recibe con un “deje aquí esos papeles”.

Y toma medidas al respecto: Declara traidores a todos los que firmaron el informe:Destituye a Figueroa y lo destierra a Santiago de Compostela. Al Capitan Guruceta y al Capitan Berenguer (miembro de la Comisión) los expulsa de la Armada, a Nicolás de Estrada y Julian de Retamosa (Ingenieros Navales de la Comisión) los destierra. Juan Maria de Villavicencio (Jefe de la Escuadra y Decano de la Comisión) sufre el mismo destino.


El Rey quedó como un autentico idiota (nada más cerca de la realidad).Tanto fué así que insistió a Tatishchev para que pidiera al Zar una “compensación” por la basura que había enviado, en prueba de buena voluntad. Y el Zar le hizo caso,envió otras tres fragatas en peor estado que las primeras. Creo que los rusos aún se están riendo.

El escándalo fue enorme y del conocimiento general entre la gente llana de la Baja Andalucía,que incluso hacían chistes sobre los barcos rusos. Tan es así que en la proclama del General Riego durante el levantamiento de las tropas que iban a ser enviadas desde Cádiz a las colonias y acantonadas en Las Cabezas de San Juan dice:"Soldados, ( ... ) yo no podía consentir, como jefe vuestro, que se os alejase de vuestra patria, en unos buques podridos, para llevaros a hacer una guerra injusta al Nuevo Mundo"

Al fin y a la postre España solo pagó aproximadamente la mitad de lo pactado, es decir la parte de las “diversas atenciones” a los corruptos de turno,que fueron los únicos que “vieron un duro”. Aun en 1830 andaba Rusia reclamando la deuda. Fernando VII moriría tres años después para mayor gloria de España y sus ciudadanos.Y como dicen en Cádiz:"descanse en paz...con tos sus muertos".