lunes, 2 de diciembre de 2019

Personajes Olvidados VII.Luis Fernando De Orleans y Borbón:Menudo Pájaro


El viejo Saurio regresa después de un periodo de sequía productiva que prometo políticamente (osea, que quizás si o quizás no) no volverá a repetirse.

Voy con una introducción barroca y complicada, como suele ser ya habitual.

Nuestra Isabel II a sus 34 años andaba hacía un tiempo en asuntos de alcoba con Miguel Tenorio de Castilla, y fue a quedar embarazada de él (una vez más), dando a luz a una niña rubia y de ojos azules a la que llamaron Eulalia (y Francisca de Asís de segundo nombre, como el del cornúpeta del Reino y esposo de la Reina).

Con él tiempo la díscola y contestataria Eulalia se casó con su primo carnal Antonio de Orleans y Borbón (hijo del Duque de Montpensier y de su tía Luisa Fernanda) y tuvieron dos hijos.

Contamos aquí la historia del menor, de nombre Luis Fernando de Borbón. Como hemos visto era primo hermano de Alfonso XIII, y María Cristina (la Reina Regente) lo distinguió desde su nacimiento con el Título de Infante de España.

Educado desde su infancia por los jesuitas del Beumont College, empieza a manifestar ciertas “tendencias y malos hábitos” (era muy amanerado). A los 12 años de edad sus padres se separan y prácticamente pierde el contacto con ellos (ambos siempre de viaje y amantes; sobre todo el padre; al que su hijo adoraba; que gastó su fortuna con Carmen Jiménez “La Infantona”, a la que Alfonso XII le otorgó el título vacante de Vizcondesa de Térmens, solo por ponérsela dura a su augusto tío. Ella merecerá otra entrada del Blog.

Desde entonces hasta su mayoría de edad pasa temporadas en la finca de Torrebreva, solar de los Montpensier en Sanlúcar de Barrameda y en Sevilla, donde con 20 años fué Hermano Mayor Honorífico de la Hermandad de la Coronación de Espinas y Nuestra Señora del Valle, desde 1909, hasta 1921.Un día decide dedicarse al teatro y marcha a Paris (en contra de su madre) donde se afinca con una considerable asignación económica mensual y donde se le conoce como “El Infante de España”.

Pasa a convertirse en habitual de las fiestas del Faubourg Saint-Germain, en aquel desenfrenado Paris de la Belle Epoque, donde deslumbraba por sus extravagantes disfraces (como el de Dios Azul: desnudo y pintado de añil sobre un elefante con un turbante cuajado de diamantes y un nutrido séquito de efebos y danzarines), y por sus fastuosas fiestas (a veces organizaba cenas para mil invitados).

Durante esos años fue entrando en “ambiente” y como era muy simpático y con “don de gentes” llegó a ser el Relaciones Públicas del Hotel Marigny, (Hotel convertido en un burdel homosexual y donde en 1918 sorprenderían a  Marcel Proust “jugando” con niños) para organizar orgías y encuentros “reservados”. Era considerado el “celestino” del mundo  gay de Paris y usualmente era también el proveedor de alcohol y cocaína de esos saraos. Y también compulsivo consumidor de ello. Quizás por eso era muy apreciado por sus amigos, entre los que se contaban Cocteau, la Mistinguette y el Maharajá de Kapurthala.

El Embajador español José María Quiñones de León informaba de todas estas idas y venidas a Alfonso XIII (ya rey) que estaba al tanto de todo. Como también lo estaba en Gobierno Francés que hacía la vista gorda.

Pero lo que no pudo pasar por alto fue un caso de asesinato. Una noche el Luis Fernando organiza en su casa un trío con su amante (un portugués llamado Antonio de Vasconcelos) y un joven marinero, pero en el curso de los juegos sexuales, “se les fue la mano” y el mozo murió estrangulado.

Lo cierto es que envuelven el cuerpo en una alfombra y lo llevan a la Embajada de Portugal para que se hagan cargo del cadáver, pretendiendo acogerse al principio de extraterritorialidad diplomática: Como el Embajador luso expulsara a Vasconcellos y a la comitiva de la Sede, deciden dar un paseo con el muerto hasta la de España con igual resultado. El cadáver del nauta follarin acaba tirado en una calle (con alfombra incluida). El Gobierno de Francia envía una carta reservada a Alfonso XIII y expulsa al primo de suelo galo.

El Rey lo desposee del Título de Infante y le prohíbe la entrada en nuestro territorio. Al recibir la carta de comunicación, éste le responde con una visionaria misiva en la que incluye el premonitorio párrafo: “Me retiras lo único que no puedes ordenar, pues nuestros títulos son inherentes a nuestras personas. He nacido y moriré Infante de España, como tú has nacido y morirás Rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te den la patada en el culo que te mereces”. Chúpate esa Alfonsito.

Después de intentarlo en Bélgica (que entonces no era tierra de asilo de indeseables…) se afinca en Lisboa. Pero al poco vuelve a las andadas y en 1926 la policía lusa lo detiene intentado cruzar la frontera disfrazado de mujer, y lo acusan de contrabando.

En 1927 se asienta en Venecia, donde compra los favores de quien quiera venderlos, sea gondolero o no. Allí el Infante también intenta cometer una estafa con cheques sin fondos.

A estas alturas su madre (que no consigue que nadie meta a su hijo en la cárcel, a pesar de pedírselo a los gobiernos de los países donde recala), intenta (ingenuamente) que “siente la cabeza” o que al menos remedie su mala situación financiera intentando casarlo con una rica divorciada estadounidense. Pero el “niño” (40 años) se “subió a la parra” y pidió una suma por darle a la “yanqui” su título nobiliario que a ella le pareció excesiva.

Un año después y desesperado financieramente propone matrimonio a la Princesa viuda de Broglie una anciana de 73 años (treinta mayor que él) que además de años tenía dinero suficiente para ser considerada la mujer más rica de Francia. El problema es que la señora acepta. Cuando los cuatro hijos de la señora (y futuros herederos) se enteran del negocio inician una batalla judicial para impedirlo (intentan declararla incapaz). Pero infructuosamente pues la pareja se casa por lo civil en Inglaterra en 1930 y más religiosamente en San Remo, donde la madre de Luis Fernando les cedió una casa.

Luis Fernando vuelve a París a sus correrías con la cartera llena, hasta que en 1934 es detenido de nuevo por su asunto con menores y es expulsado de nuevo “por indeseable”; por lo que se traslada a Italia (dejándose a la esposa detrás, que a estas alturas ya había tenido que vender sus fincas y castillo en Chaumont). Durante esos años coincide con la exiliada Familia Real Española, pero no mantiene contacto con ella.

Durante la Guerra Civil, intenta volver a España, pero no se lo permiten las autoridades. Aunque en 1940 consigue “colarse” y visita a su familia en Sanlúcar de Barrameda.  Todos le encuentran muy desmejorado, pero era muy apreciado (cuando salía a pasear solía repartir billetes de 100 pesetas a las personas que él consideraba de aspecto menesteroso).

Vuelve a Francia (solo) aprovechando un cambio de Gobierno en el país: El país ha sido ocupado por los nazis. Así como ilustre epílogo a su licenciosa vida salva de la deportación a decenas de homosexuales pagando (el dinero lo ponía su tía Paz, única amiga) su paso a España (donde aún tenía fieles amigos) e incluso llega a coser en su ropa la estrella amarilla que debían llevar los judíos y a pasearse con ella como muestra de solidaridad.

A principios de 1945 se le detecta un cáncer de testículos por lo que le someten a una complicada operación de castración, falleciendo tras ella, en junio de ese mismo año, a la edad de 57 años y viudo desde hacía dos años. Antes de fallecer consiguió ver la liberación de París. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Iglesia del Corazón de María en París, ya que su familia además de no ir al entierro impidió que sus restos regresaran a España.

Triste final para todo un personaje.