sábado, 10 de noviembre de 2012

Algún victimismo erróneo

          Sin duda alguna la libertad de pensamiento es la única que nadie puede coartar. Pero para tener una idea propia y adecuada, necesitamos la mayor cantidad de información al respecto; son los mimbres con los que se conforma la opinión. Por ello el ocultar parte de esa información no deja de ser una forma de manipulación. Y de eso veo mucho actualmente, desde que poco a poco hemos ido perdiendo la sana costumbre de pensar o vamos dejando que otros se tomen esa molestia.
 
 
          El nacionalismo;como corriente ideológica; tiene un componente de “victimismo” y de “ajenidad”.Quiero decir con ello que suelen atribuir los males de la nación a un “otro”, bien sean los judios ,el imperialismo, los masones o la decadente cultura occidental. A partir de ahí, ya tenemos a un enemigo contra el que hacer un frente común.
 
          En el caso del nacionalismo catalán, sus ideólogos vienen transmitiendo que;de forma secular; los sucesivos gobiernos “centrales” (de España) han perjudicado constantemente a Cataluña.
 
 
          Pero repasando la Historia, tenemos ejemplos de lo contrario. Y todo ello desde muy antigüo. Por eso es conveniente recordar aquí alguna que otra realidad;que no opinión.Repasemos pues.
 
          Los textiles de Cataluña siempre estuvieron protegidos por diversas normativas fiscales y comerciales emitidas por el Gobierno de España (Código de Comercio de 1829).El ilustre escritor Sthendal nos deja en su libro “Memorias” algunas observaciones de su viaje por España en 1840 “A los catalanes les encantan las leyes que obligan a cualquier súbdito español a pagar tres francos por una vara de un mal paño catalán, cuando podrían obtener un magnífico paño inglés al precio de un franco por vara”. Más claro el agüa.

           Así durante las décadas de 1860 y 1870. la industria textil catalana consiguió expandirse gracias a las externalidades generadas por la producción algodonera. En 1869 el Ministro de Hacienda Laureano Figuerola (el que firmó el Decreto de creación de la peseta) impone un nuevo arancel que si en principio parecía destinado a fomentar el librecambismo, en realidad estaba concebido como un instrumento para la industrialización de Cataluña; buscando abaratar las materias primas necesitadas por la industria; en especial por los talleres de máquinas-herramientas, así como proteger temporalmente la industria textil hasta que pudiera enfrentarse con la competencia extranjera.Así triplicarían sus exportaciones entre 1870 y 1880.

           Pero éste crecimiento empieza a agotarse durante la década de 1880, ya que el mercado interior estaba saturado y los mercados coloniales podían acceder a productos de otros países, mejores y más baratos. Para evitar ésta competencia el Gobierno Español promulga en 1882 la desastrosa Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas, con el fin de captar el mercado antillano en su totalidad para las industrias catalanas de bienes de consumo. Mediante esta ley los puertos de las Antillas y Filipinas pasaban a ser considerados de cabotaje (como si fueran peninsulares) y obligados por tanto a consumir dichos productos. Además, los productos extranjeros eran gravados con un arancel de entre el 40 y el 46 por ciento. La Ley fué el desencadenante de la Guerra de Cuba (a donde los soldados iban vestidos con uniformes hechos en Cataluña).
 
          Ésto, sin embargo, sólo mantuvo satisfechos a los industriales catalanes una década. No era suficiente y en 1891, de nuevo el Gobierno “central” y a través del malagueño Cánovas “perjudica” a Cataluña aplicando otro nuevo arancel para proteger el sector cerealista y textil, gravando las importaciones de estos productos con aranceles de entre el 40 y 46%. Cánovas sentó las bases del sistema social y político tradicional de una España cerealista con dos enclaves fabriles, Cataluña y Vascongadas.

          Parece que no era suficiente. El conspicuo discípulo de Sagasta, Amós Salvador plantea en 1906 una reforma de las bases de la Ley Arancelaria. La defienden en el Congreso los diputados Zulueta,Salas,Garriga,Riu,Roig,Bergada y...Rahola. No cansaré con detalles, pero pueden imaginarse qué intereses protegía.

 
           Y podemos seguir avanzando en la Historia:En 1922 Cambó (curioso personaje) salva a la arruinada banca catalana con la “ex profeso” Ley de Quiebras y aplica otro arancel (vigente hasta los años 60 del Siglo XX) que gravaba con al menos el 36% a todas las hilaturas que tratasen de competir en el mercado español.

            Dos años después;durante los meses previos a su golpe de Estado;el General Primo de Rivera escribe: “En Barcelona, señores, el ambiente era fatal. Todos cuantos industriales y comerciantes me visitaron ese día, repetían alarmadísimos sus quejas contra el señor Alba (Santiago Alba): “Es un lladre, es un lladre”, me decían todos”.Durante su mandato, el Gobierno propició un favorecimiento a Cataluña como región industrial (“facilitando” el traslado de la Fábrica de automóviles Ford de Cádiz a Barcelona,aun en contra del Delegado de Ford en España).

            Curiosamente también durante la Guerra Civil la industria catalana sufrió muy poco (en 1940 la producción industrial solamente había descendido un 14% respecto a la de 1935).Los bombarderos italianos con base en Baleares no ponían especial empeño en las fábricas.Bombardeaban las centrales eléctricas que les suministraban la energía,pero no las fabricas especialmente.

            Durante la Dictadura del General Franco la instalación de Industrias estaba totalmente dirigida y requerían de autorización ( Decreto de 8 de septiembre de 1939 ). Este decreto exigía autorización del Ministerio de Industria para la instalación, ampliación o traslado de fábricas así como intervención en la concesión de cupos de materias primas. Y ya sabemos donde se “recomendaba” su instalación......

 
           Y algunos se quejan......