sábado, 7 de junio de 2014

Baden Baden

Como las cosas andan últimamente un poco “calentitas”, vamos a dejar POR HOY los artículos de contenido histórico y retomaré un poco los de opinión.

Hoy no le voy a dedicar las lineas a la famosa ciudad balneario de Alemania;como del título podría colegirse, sino a esas “cosas” que llamamos de forma coloquial “badenes” y que para el Ministerio de Fomento (según Orden 3053 /2008 de 23 de Septiembre de 2008) son “reductores de velocidad y bandas transversales de alerta”.

Para empezar: Dios confunda a Magdalena Alvarez,máxima responsable del Ministerio cuando autorizó éstos obstáculos legales en las vías públicas y carreteras;o a quien corresponda.

En principio éstos resaltos (término más apropiado, a mi juicio) tenían dos finalidades:mantener  una velocidad reducida de circulación a lo largo de ciertos tramos y advertir a los usuarios de la necesidad de realizar alguna acción preventiva. Pero son ; como dice con razón mi amigo Ángel Acosta;monumentos a la incultura.

Éstos últimos son los que han proliferado en lo últimos años en nuestras ciudades con la idea de mantener la velocidad reducida en lugares sensibles, como los pasos de peatones. Y particularmente me refiero a aquellos con forma de sección transversal de un segmento circular y realizados en goma y que no deben tener más de 6 cmts de altura. Son una auténtica “peste urbana”,los hay por doquier,aun en lugares donde los baches o la calle no permiten ir rápido.

Bien, pues éstos elementos llamados “lomos de asno” (creo que por hacer referencia a la espalda de su inventor) solamente cumplen su función con los vehículos de dos ruedas (los más eficientes y ecológicos),para los que son un autentico suplicio.

Los sufro a diario. Con la moto tengo que reducir la velocidad hasta unos 5 Kmts/h si no quiero salir volando y mis hernias de disco se acuerdan de los antepasados del responsable. En el caso de nuestros amigos de los pedales (para ellos si que son un autentico obstáculo) es la próstata quien sufre las consecuencias;u otras “partes nobles” en el caso de las féminas ciclistas.

A nuestro lado pasan los turismos; sin bajar la velocidad;pasando el resalto con un fuerte golpe que sufren los ejes y el sistema de amortiguación. Quiero imaginar que será su forma de contribuir a que Monroe no se cierre,porque con éstos artefactos, tienen asegurado un incremento en las ventas.

Pero aún peor es lo que vengo observando últimamente en muchos conductores de esos llamados 4x4 (=16),todoterrenos,SUV o como diablos los llamen. Cuando avistan alguno de esos “engendros”en la calle,son poseídos por una especie de espíritu aventurero (cual si en el Rallye Paris-Dakar estuviesen) y...aceleran aumentando la velocidad de paso. “Que potencia...que poderío tengo” Entre amortiguadores,ballestas y kilogramos ni se enteran del “baden”.Al contrario, creo que se lo pasan bien, como niño que pisa los charcos con sus botas de agua. Incluso algunos te miran con desdén desde su altura con desdén,mientras tu sorteas en dos saltitos el obstáculo.

Para que no todo lo que diga sea negativo para ellos. Hay un hecho positivo:contribuyen como nadie a la destrucción del obstáculo (como pisoteados por una fila de mastodontes),que paulatinamente va cediendo en altitud, hasta casi desparecer. Entonces me generan incluso lástima y pienso (como decía el castizo) “cómo te han dejao”.

Para colmo,en invierno, los “lomos de asno” sufren una metamorfosis: se convierten en “diques de castor”,por servir de barrera al curso del agua de lluvia. Como si se tratara de ese obstáculo llamado “la ria” de las carreras de fondo,cada uno de ellos está precedido (si la calle tiene pendiente descendente) de una pequeña laguna. Si el motorista tiene la fortuna de sortearlo en paralelo con un “cuatro ruedas”, la ducha lateral está asegurada,gracias al “asno” o “castor” y al “borrico” que conduce.

Pero las verdaderas víctimas de éstos inútiles “instrumentos de tortura” son aquellos pacientes que son trasladados en una ambulancia. Fracturas,cólicos nefríticos y biliares,infartos...que bien se lo pasan...también;como yo; se acuerdan de los antepasados del responsable y además de la madre que lo parió. Tengo un amigo que tras un accidente y con una fractura costal tiene grabado a fuego en su memoria el número de resaltos que tuvo que sufrir hasta llegar al Hospital (17),pues cada vez que pasaban por uno “era como si me dieran una puñalada en el costado”.

Pero a veces una mano invisible y nocturna se rebela contra ellos y como por arte de magia “desaparecen” alguno/s de los elementos que los componen. Mano bendita. Los motoristas enfilamos esos “pasadizos” que nos evitan el resalto y el salto, y entonces miramos “llenos de orgullo y satisfacción” al auto vecino, que encaja el golpe de forma resignada. Bendita mano.

Pero;la triste realidad; es que estas “cosas”,nos las hemos ganado a pulso. Para muchos conductores, los “pasos de cebra” (el asunto equino es muy recurrente en materia de tráfico) son manchas decorativas en la calzada,los limites a 50 (Kmts/h) son interpretados como que los 50 “son una edad peligrosa”,las avenidas son circuitos de velocidad y los peatones espectadores estáticos, las motos (ágiles pero frágiles) el elemento a batir y la bicicleta una especie rara de insecto que lleva una persona encima.

Nos falta civismo y cultura al volante. Y hasta sin estar al volante.

Por eso, "nos los merecemos".