jueves, 16 de diciembre de 2010

La Reina que hacía "botellón"


Es una verdad como un templo que “no hay nada nuevo bajo el sol”, y en éste caso me refiero a esa nefanda costumbre de que los adolescentes hagan “botellón”.Y no es por el hecho de beber alcohol en la vía pública (de hecho todos lo hacemos en las terrazas de los bares), sino porque no me parece adecuado que lo hagan menores de edad;y menos hasta llegar a la embriaguez.

Bien, pues ésta costumbre ya era practicada tiempo atrás, y en el caso que voy a contar nada menos que por una Reina de España. Nos referimos a Luisa Isabel de Orleans, esposa del rey Luis I de España (que solo reinó seis meses ,pues murió con 17 años).

Cuando nació sus padres no se ocuparon de ponerle nombre y la inscribieron en el Registro solamente como “Mademoiselle de Montpensier”. Además tampoco se ocuparon de que le enseñaran a leer y a escribir,ni de las más mínimas normas de urbanidad y educación (ésta corrió a cargo de las criadas del palacio paterno).

A los 12 años es la elegida para casarse con el heredero del trono de España,Luis (hijo mayor de Felipe V) que tenía 15 años.Entonces se decidieron a ponerle el nombre completo.

Desde que llegó a España sorprende por su conducta grosera,desvergonzada e ineducada. Por decirlo finamente. Juzguen ustedes:

Se levantaba a mediodía y no era muy aseada.(incluso para los cánones de la época).Solía pasearse desnuda por el palacio en verano,y le gustaba presentarse de ésta guisa ante los mozos de las caballerizas (imagino que con gran contento de los mismos).Ventoseaba y eructaba sonoramente en público con total naturalidad .Se encaramaba a los frutales y; como no solía ponerse bragas; daba el especta”culo” a los mayordomos (a Foucault de Magny,un mayordomo lo denunció por tocarle las posaderas en esa circunstancia). Por no hablar de las exageradas rabietas cuando se le contrariaba.

Al año de la boda el pobre marido se queja a sus padres por carta:

“Preferiría estar en galeras a vivir con una criatura que no observa ninguna conveniencia, que no me complace en nada, que no piensa más que en comer y en mostrarse desnuda a sus criados. No conviene a una reina de España llevar una vida de la que no puede su marido apartarla, pues aunque le he hablado más de cuarenta veces, no ha hecho ella más que burlarse de mis observaciones”.

Además era de una glotonería desmedurada y caprichosa (por no decir que comía como una cerda hambrienta,tanto en la cantidad como en las formas).
Se comía hasta los sellos de lacre de los documentos.Y ésto no es broma:

El Marques de Santa Cruz cuenta por carta al de Grimaldo:
“Esta tarde ha ido donde la priora y se ha llenado de rábanos, que no sé cómo no revienta, pero por comer se pierde; acerca de comer el lacre de los sobres le he dicho mil cosas y no tiene remedio”

Cuando Luis tiene 16 años, su padre (que desde hace tiempo estaba como un cencerro) es convencido para que abdique en él. Y así tenemos a Luisa Isabel con 14 años y Reina de España. En esos días es cuando comienza a organizar en los jardines del Palacio Real reuniones con las damas (incluso con personal del servicio) alrededor de barriles de cerveza y aguardiente, donde bebía hasta caer borracha como una cuba. Y eso lo hacía casi a diario, sentando un precedente al actual “botellón” y además dando mal ejemplo a los cortesanos.

Aunque éstos “botellones” no duraron mucho tiempo. La viruela se llevó a su marido (y casi a ella) y quedó viuda a los 14 años. La “devuelven”a Francia y tras 2 años a un convento (para que le enseñen modales y con escaso éxito) vive en Paris en el Palacio de Luxemburgo, donde falleció a los 33 años. Parece que la costumbre del “botellón” le acompañó hasta el fin de sus días.

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