martes, 4 de enero de 2011

El moro ofendido

El otro día acude a mi consulta un matrimonio extranjero con un niño de tres años para la vacuna obligatoria a esa edad. Entra la familia sin decir ni buenas tenga usted, ni siquiera hola.
Tengo por costumbre revisar (a todos los niños) todas las vacunas que se le han administrado, por si falta alguna y hay que hacerle una pauta correctora para que esté adecuadamente vacunado.

Para ello les invito a sentarse pido a los padres el Carnet de Vacunación. El padre lo saca de una pequeña carpeta de cartón que porta y me lo entrega con naturalidad. Muy bien, pero el Carnet es una hoja de papel escrita solamente en caracteres árabes. Le pregunto si no tiene una versión traducida, o al menos en francés y me responde que no. Le digo literalmente “Es raro, otras veces que han venido pacientes moros a vacunarse traen una copia en francés”. El padre cambia la cara y la actitud y le dice algo a su esposa en lo que me parece que es árabe. Después se dirige a mi muy digno y me espeta en un más que aceptable español.”Mire siñor, a mi no me llame moro. Yo no soy moro soy marroquí”.

Sorprendido, y con la sensación de haber metido la pata le respondo. ”le pido que me disculpe, pero no he querido en absoluto ofenderle”. Pero rápidamente la mente me da una voltereta y pienso….”¿pero que he dicho?”.Me repongo del impacto.

Con serenidad y hablando despacio le contesto. “Mire señor, desconozco si es usted marroquí, argelino o tunecino, pero en España es tradicional llamar con ese nombre a todos los que proceden del Norte de África y son musulmanes”….El señor escucha en silencio mientras su hijo juega con uno de los peluches de la consulta. “ ¿Me entiende? .Moro es un nombre no un adjetivo y no hay nada malo en él, así que le ruego que no se ofenda.
El semblante del padre se vuelve sosegado y parece atento a mis palabras. “Ya es mío”, dije para mí. “Le cuento brevemente. El nombre moro viene de la palabra mauro, pues así se llamaba a los nacidos en la provincia romana de Mauritania, lo que ahora es el Norte de Africa….los romanos ¿ha oído hablar de ellos”. El moro asiente interesado.

Desde Gonzalo de Berceo; uno de los primeros escritores en idioma castellano; muchos escritores famosos en España han empleado la palabra. Cervantes en El Quijote ¿sabe lo que es El Quijote? también la usa. Cervantes estuvo preso y esclavo en Argel y llamaba moros a los argelinos. También en Filipinas les llamábamos moros; por similitud de religión; a los filipinos musulmanes. Como ve moro tiene muchos significados, pero ninguno es ofensivo”.

A éstas alturas la mora me escucha con los ojos muy abiertos sin entender nada y el padre del niño que juega con el Tele Tubbie rojo, no sabe si está en un Centro de Salud o si al Enfermero se le ha ido la cabeza. Continúa en silencio. Se ha terminado el tiempo que tengo para cada paciente y es hora de liquidar:

Voy a vacunar a su hijo para prevenir las paperas, el sarampión y la rubeola. En España no cobramos por ésta vacuna, ni a orientales, negros, eslavos, sudamericanos, ni a moros. La lección de Historia y Lengua también es gratis. Sin costo adicional le daré un Carnet de Vacunación en Español, pero si quiere que le incluya en él las vacunas que le han puesto en Marruecos, me trae el papel traducido oficialmente por la Embajada del Reino Aluita. Sé que usted no tiene obligación de saber español, aunque viviendo aquí le aconsejo que lo haga. Yo; al menos por ahora; tampoco tengo obligación de conocer el árabe. Pero mi idioma lo conozco mejor que usted, no me dé lecciones de cómo emplearlo”.

Terminé mi acto; profesional se entiende; y se marcharon. No me dieron las gracias, pero pregunté al rato en Recepción y no me habían puesto una Reclamación. Y tal y como están las cosas casi es una forma tácita de agradecimiento. En esas estamos.

3 comentarios:

  1. Fildeferro

    Amigo Ezequiel... este humilde robot se postra ante usted y tamaña lección dada a ese ciudadano ocasional.

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  2. Que poca importancia se le da hoy en día a la riqueza de nuestro idioma. Tenemos las palabras exactas para poder describir nuestro estado de ánimo o nuestras acciones. Lástima, que la mayoría de las veces, nuestro interlocutor suele ser un fraude lingüístico, y sus décadas anidadas en su sien, no concuerdan con la compostura.

    Algo parecido viví en mis carnes, hace tan sólo dos días. Eso sí, yo preferí recomendar un breve repaso del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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  3. GRACIAS POR TU COMENTARIO y por seguir el Blog.

    ES PARA MI HONOR.

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