lunes, 31 de octubre de 2011

Con los pantalones bajados


Seguramente todos los que tenemos edad de saurio, recordamos del colegio la historia del Rey Sancho , después de vencer a su hermano Alfonso y ante las puertas de Zamora (regida por su también hermana Urraca).Si, aquella del “traidor” Vellido Dolfos, que mató al rey Sancho y se metió en la ciudad por un portillo de la muralla preparado para su huida.

Toda ésta historia que da lugar a que El Cid Campeador obligue a jurar al ;ahora Rey; Alfonso que no ha tenido nada que ver en ésta muerte,etc, etc. Bien: Algunos habrán leído el Cantar del Mio Cid y ;además; el episodio es muy conocido.

Pero lo que no lo es tanto es la forma exacta en que ocurrieron los hechos.

Primeramente decir que el tal Vellido Dolfos era una persona de la absoluta confianza del Rey. Una especie de guardaespaldas que le acompañaba a todas partes, como si fuera su sombra. Y cuando digo a todas lo digo en el sentido literal del término.

Un día que cabalgaba con un grupo de leales reconociendo las murallas de Zamora, hacen un pequeño alto: el Rey tiene ganas de “hacer sus necesidades” (eufemismo que me enseñaron de pequeño).


Veamos lo que pasó ahora según lo describe la Primera Crónica General:

Y cuando hubieron andado la villa toda alrededor,le apeteció la Rey descender a la ribera del Duero y caminar por ella para solazarse. Traía en la mano un venablo corto y dorado como tenían por costumbre entonces los reyes, y se lo dio a Vellido Dolfos para que se lo sostuviese. Y se apartó el rey para hacer aquello que el hombre no puede excusar hacer. Y Vellido Dolfos se acercó a él,y cuando vio al rey de aquella guisa,le lanzó el venablo,que le entró al rey por la espalda y le salió por el pecho”.

Muerto en el acto y en tan poco airoso momento. Como se suele decir:.......”Se le cortó el punto”.

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