En Memoria de Alejandro
Rebollo Abogado honesto y Presidente de Renfe con Adolfo Suarez.
Siendo Capitan actuó como defensor de Julian Grimau y se enfrentó
cara a cara con "la bestia". Abandonó el Ejército cuando
después del Juicio quisieron destinarlo a Sidi Ifni.
A Antonio Cases y
Martinez del Rincón;que es abogado de una empresa que mantiene un
pleito contra Iminca; le llama la atención el lenguaje que su
oponente emplea en sus escritos: absolutamente desprovisto de
términos jurídicos,impropio de su profesión y plagado de conceptos
erróneos, que dejaban traslucir un profundo desconocimiento de la
materia legal. Comenta el hecho como cosa curiosa con el abogado
falangista Manuel Almeida (padre de la Cristina Almeida,la conocida
abogada comunista), y además le dice el nombre del elemento en
cuestión: Manuel Fernández Martín.
El mundo es un
pañuelo;resultó que Almeida era paisano suyo y viejo conocido desde
los tiempos de la Guerra y de la represión posterior.
La respuesta que éste le
da deja a Antonio Cases completamente perplejo y sorprendido. Le
contó que;por lo que él sabía; éste hombre nunca había estudiado carrera alguna y que además lo
encontró durante la Guerra en un Hospital de Campaña en
Pinto,ejerciendo de médico. Él mismo lo amenazó;según le refirió;
con pegarle un tiro si seguía haciéndose el galeno.
Cases (que pertenecía a
la Junta Directiva del Colegio de Madrid) toma empeño y decide
comprobar el hecho como argumento para su defensa. Pregunta al Registro
Central de Títulos del Ministerio de Educación si existía el de
Licenciado en Derecho a nombre Manuel Fernández Martín,recibiendo
una respuesta negativa .Además preguntó a todas las Universidades
de España si había cursado estudios en ella. Negativo. Solo la
Hispalense respondió diciendo que en 1933 se matriculo en 1º de
Derecho ,que aprobó tres asignaturas (Economía Política,Hacienda
Pública y Penal) y que en 1934 ya no se matriculó allí. Cierto, lo
hizo en la de Madrid en 1º de Medicina y nada más.
En vista de ello Antonio
Cases se querella contra él por falsedad en documento público ,pero
el asunto se remite al Tribunal Supremo ¿Porqué?.Respuesta:El señor
es procurador en Cortes por el Tercio Sindical.¿Cómo?:Su amigo
Arcadio Carrasco (Marques de la Paz...) era Presidente del Sindicato de
la Piel y lo enchufó en la Sección Económica del mismo y de
allí.... a las Cortes.
(En ellas destacó en la
Legislatura de 1961,donde participó activamente en
la discusión del Proyecto de Ley de Revisión Parcial del Código
Penal presentando enmiendas sobre la redacción del delito de
…..“intrusismo profesional”.Sin comentarios.)
Por
supuesto el Supremo sobreseyó el caso y Fernández Martín pudo
actuar como Ponente en el diversos juicios,(entre ellos el de Julian
Grimau,condenado a muerte por Rebelión Militar, 25 años después
de la Guerra) en 1963.
Hagamos un pequeño
receso el el relato de la historia para hacer una pequeña semblanza
biográfica de Manuel Fernández Martín, que no deja de ser
sorprendente por falaz y meteórica:
Comienza su carrera con
solo 22 años al comienzo de la Guerra Civil. En Octubre de 1936 toma
contacto con el Ejercito sublevado y a los seis días es habilitado
como alférez médico tras afirmar que era Licenciado en Medicina por
Salamanca. No he podido averiguar como,quizás aprovechando su fugaz
paso por la Facultad,algunos conocidos,mentiras y mucha dosis de
desfachatez y charlatanería. Aunque; algo debieron notar; pues en el
Hospital de Pinto hacia funciones de Auxiliar de Clínica.
Afortunadamente solo duró
seis meses (puede que las “palabras” de Almeida le “motivaran”
a ello),pues en Abril de 1937 decide cambiar de gremio. Para ello
solicita y se le nombra oficial del Cuerpo Jurídico
Militar,haciéndose pasar por Abogado.
De ésta si conocemos el
“modus operandi”:Solicitó al Presidente del Colegio de Abogados
de Cáceres un Certificado de Adhesión al Régimen (muy común en la
época) donde se expresaba que era “persona de conducta intachable
y afecto al Régimen”.Cuando lo tuvo en su poder, en el espacio en
blanco antes de la firma añadió (con una máquina de igual tipo) “y
está matriculado en éste Colegio de Abogados”.Listo.
Abogado por Certificado,
alguna vez que se le pedía el Expediente Académico decía que se había
quemado, presentaba una declaración jurada de estar el
posesión del título y... “a correr”. Con ésta fútil excusa y
buenos contactos fue ascendiendo ostentando numerosos cargos (algunos
incompatibles entre si ,como el de Jefe del Negociado Jurídico de la
Fiscalía de Tasas, y cobrando por ello dos sueldos indebidamente).Maravilla de hombre.
Primero fue encargado
de los Campos de prisioneros en Mérida,así como Fiscal y Vocal
Ponente del Consejo de Guerra Permanente de ésta ciudad. Felicitado
por los mandos,se le amplió su jurisdicción a Andalucía y Ciudad
Real. En 1947 ya es Fiscal de la 1ª Región Militar.
Con
la llegada en 1962 del General Pablo Martín Alonso al Ministerio del
Ejercito (con quien tiene una estrecha relación) ocupa cargos muy
cercanos al Ministro;de hecho el propio Ministro lo recomendó como Ponente
en el proceso de Grimau.
Quien mejor describe su
forma de actuar en los procesos en los que intervenía es José
Jimenez de Parga,hombre bueno y letrado honesto. Según sus
palabras“Era una autentica bestia”. "Era un hombre gordito, de
Badajoz,que iba de simpático. Se le veía fuera del mundo judicial.
Acosaba a los procesados. Les insultaba. Un verdadero hijo de
puta”.Efectivamente le gustaba hacer ver que era un tipo
gracioso:durante la Instrucción del Sumario,en los interrogatorios a
los que sometía a la familia de los encausados, solía decir al
bedel de su despacho: "La viuda del acusado....que pase".Y eso
;por lo visto; hacía mucha gracia. No se a quién.
Antonio Cases indignado por el fallo del Supremo,recurre a la “vía militar” para que “le
paren los pies” al falsario. Se presenta ante el Auditor de Guerra
de la Capitanía General de Madrid (General Castrejon) y le presenta
las pruebas. Éste monta en cólera y lo entiende como una tomadura
de pelo a su persona, pues ese mismo año él mismo lo había invitado
y presentado en la Escuela de Estudios Jurídicos del Ejército (de
la que era Director) a dar una conferencia: “Subversión y
Justicia:Problemas que plantea a la función Jurídico Militar”.Casi
nada,el pájaro además impartía lecciones.
Castrejon le requiere
para que acredite su titulación,cosa que ;a la vista de los hechos;le es
imposible. No se conforma con la excusa del incendio y lo manda arrestar de inmediato. El señor Procurador lo
cumple en su domicilio.
Todo éste asunto va
transcendiendo entre los abogados de Madrid y muchos deciden actuar.
En 1964,sesenta presos políticos del Penal de Burgos solicitan la
nulidad de sus procesos. Se fundamentan en que la Justicia Militar
requiere que el Ponente de la Causa debe pertenecer al Cuerpo
Jurídico Militar (y para ello es indispensable ser Licenciado en
Derecho), siendo la ausencia de ésto causa de nulidad. Se requiere esa titulación ya que el Ponente realiza una función de
asesor del Juez, pues a éste (ni incluso al Defensor) no se le
exigen conocimientos jurídicos.
Aquello ya era demasiado.
Y la que se les venía encima. Todas los juicios celebrados con
participación de éste Ponente, serían nulos de pleno derecho.
Fernández Martín había intervenido en unos cuatro mil juicios
sumarísimos, de los cuales unos mil acabaron ante el pelotón de
fusilamiento.
La autoridad militar, no
tiene más remedio que abrir diligencias penales contra él en
1964.Diligencias que la Justicia Militar (que suele ser bastante
expeditiva) tardó dos años y medio en instruir. Durante el
Juicio fue defendido por un abogado civil (y falangista);algo inusual
en ese foro;donde el defensor debe ser militar,sea Licenciado en
Derecho o no. Por fin en Sentencia del Pleno (diecisiete generales)
del Consejo Supremo de Justicia Militar fue condenado a un año y
seis meses. El tribunal consideró prescritos algunos delitos y
además aplicó una atenuante: «que no pretendió causar daños de
tanta gravedad».
Falfeció poco tiempo después,con la convicción de que se había cometido con él una gran injusticia,habiendo prestado
durante tantos años tan eficaces y exitosos servicios al Régimen.
Uno de tantos casos vergonzosos que propició la contienda civil española, quizá este más llamativo, pero hubo mucho sinvergüenza que se aupó con el apoyo de otros como él que miraban para otro lado.
ResponderEliminarEsta gentuza suele sacar tajada en cualquier circunstancia, pero se mueven como de maravilla en los ríos revueltos y les importa un bledo pasarse por la piedra a su mismísimo padre que se pusiera por delante. Por su puesto, sus mismos hechos denuncian la catadura moral del personaje y de quienes, sabiéndolo, porque muchos lo sabían, le apoyaron.
Gracias amigo.El mundo está lleno de trepas y sinvegüenzas.No hay nada nuevo bajo el sol:muchos lo sabían,todos miraban para otro lado...como ahora.
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